Infelicidad en el Aula

Como hacer absolutamente infeliz a toda una clase de matemáticas

Entre las metodologías negativas para hacer absolutamente infeliz a toda una clase de matemáticas hay unas cuantas cuya efectividad viene avalada por una amplia experiencia docente. Cientos de profesores y miles de alumnos han gozado de estas reglas de infelicidad absoluta. Hay esencialmente, dos maneras diferentes de lograr la infelicidad de una clase. La infelicidad basada en la dinámica y la infelicidad basada en el fracaso. Vayamos paso a paso.

Ente las técnicas para llegar a la infelicidad a través de la dinámica incluimos todas aquellas que satisfagan dos requerimientos: o que nadie entienda nada o que al menos todos se aburran.


Dentro de este marco se podrían recomendar:

a) Hablar rápido en las explicaciones más relevantes y extenderse en los detalles no esenciales. Ello evita preguntas y dialogo;


b) Escribir abundantemente en la pizarra procurando tapar resultados que podrían herir la sensibilidad del observador. Si se usan diferentes partes de la pizarra simultáneamente el éxito aumenta, dando la espalda a la clase se acaba conociendo bien la pizarra.


c) Ni contenidos ni nomenclatura en la clase deben coincidir con la de los libros usados;

d) Cuidar detalladamente el uso de las notaciones; usar las mismas letras mayúsculas, minúsculas, góticas, etc.… para conceptos diferentes. Cambiar los convenios con frecuencia. Que f, g y h sea conjuntos, A, B y C funciones, a, b y c incógnitas, que h tienda a infinito y que n tienda a cero… son claves a las que se puede recurrir…

e) Procurar que los datos de los problemas sean ficticios para eliminar todo tipo de referencias cotidianas. Se evitaran juegos, visitas, actividades de laboratorio,… etc.… que podrían pervertir la finalidad del proceso matemático educativo. Ha de quedar claro que esto va en serio.



f) Para el aburrimiento total nada mejor que recitar libros o plantear soluciones mecánicas.
Con respecto a la infelicidad por la vía del fracaso hay que plantear exámenes duros que poco tengan que ver con lo hecho en clase. Cronometrar y dar avisos cada cinco minutos sobre el tiempo que queda ¡anima al personal!

Una evaluación dura aumentara el prestigio del profesor y de la materia. No olvidarse de dar al menos una buena calificación: hay que evidenciar que superarlo todo es posible.

Con el fiel cumplimiento de estos principios quedara absolutamente claro el teorema que dice: “yo soy mejor que ustedes”, la clase aceptara que no sabe lo suficiente y, por encima de todo, será completamente infeliz. Es decir, la infelicidad en clase se deriva a menudo de la incomprensión, el aburrimiento o el fracaso.

Dr.: C. Alsina. “Una matemática feliz y otras conferencias”. Ed. RedOlimpica.1995. Olimpiada matemática Argentina.

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